La situación histórica y geográfica de Sevilla es determinante para el desarrollo y la proliferación de las artes en la ciudad durante en siglo XVI. Sevilla fue una encrucijada de culturas (judíos, musulmanes y cristianos) a lo que hay que sumar las influencias que llegan a la urbe al convertirse en el puerto europeo con el Nuevo Mundo.
Esto hace que diferentes corrientes estilísticas choquen, converjan y se influyan para originar otras nuevas que se convierten en propias de la región. Arquitectura, escultura y pintura son protagonistas en la ciudad. A ellas se añaden otras artes a veces denominadas menores, pero con gran tradición en Sevilla, como la cerámica. Artistas italianos, flamencos, alemanes y franceses traen concepciones diferentes y técnicas nuevas que, en el ambiente andaluz-sevillano, evolucionan hasta desembocar en formas que definen el estilo de la ciudad.
Vida del artista en Sevilla[]
La intensa vida comercial de Sevilla con el resto de Europa lleva a todo el mundo noticias sobre las posibilidades que ofrece esta ciudad para un artista. Los talleres no dejan de multiplicarse y el número de profesionales dedicados a las artes aumenta a lo largo del siglo XVI.
Aquellos que quieren dedicarse al oficio de artista comienzan a trabajar a los doce años junto a maestros, quienes se encargan de proporcionarles alimentación, traje y un sueldo acordado. El aprendizaje del oficio se puede realizar en unos seis años. Tras ese periodo se realiza un examen ante los profesionales del gremio. La prueba consiste en ejecutar un número de piezas de su especialidad y contestar a una serie de preguntas. Si el aprendiz demuestra ser hábil y realiza una obra maestra, se le extiende carta de examen para que abra un taller y ejerza su oficio.
Ramas artísticas en Sevilla[]
Arquitectura[]
La arquitectura sevillana se desarrolla en la segunda parte del Quinientos adquiriendo un estilo propio. Se crean entonces edificios como el Colegio-Universidad de Maese Rodrigo, el Ayuntamiento (1527-1564), y la Casa Lonja o Archivo de Indias (1584-1598), entre otros.
Escultura[]
La escultura sevillana cobra gran fuerza gracias a la creación de escuelas. La realización de estas obras se convierte en un reflejo del fuerte carácter del arte sevillano. Es además en el siglo XVI, con la creación de estatuas alrededor de la Catedral, cuando maestros de todo el mundo se reúnen en Sevilla para crear obras barrocas de gran relevancia.
Pintura[]
La riqueza de Sevilla en esta época y la importancia de la ciudad a nivel comercial hacen que la pintura, en sus diversas técnicas y complementando a otras artes plásticas, encuentre en esta ciudad un lugar idóneo para desarrollarse.
Pese a la importancia de las influencias extranjeras en el siglo XVI, es a finales de este periodo cuando se percibe un cambio. La tutoría extranjera se deja de lado y todas las artes plásticas se expresan de forma autóctona, tratando de reflejar los rasgos de la ciudad. Uno de los grandes exponentes de la pintura sevillana de esta época es Francisco Pacheco, quien forma un taller-academia donde confluyen literatos, teólogos y artistas en general, entre ellos, Alonso Cano y Diego Velázquez.
Literatura[]
Las convergencias artísticas de la Sevilla del siglo XVI dan lugar a una amplia diferencia de géneros literarios. Los teatros comienzan a tener gran relevancia, pero el drama no es la única disciplina que se desarrolla en la ciudad. La poesía tiene tal importancia que se crea una escuela sevillana en la que se empieza a teorizar sobre el lenguaje poético. La poesía hispalense se ve renovada –sin desaparecer la línea tradicional- por las corrientes renacentistas toscanas y petrarquistas que entran en el país con Boscán y Garcilaso.
Por otro lado, la fuerte delincuencia de la ciudad y la situación de descontrol de la misma, hacen de la picaresca uno de los temas más importantes en las novelas hispalenses. Grandes autores, como Cervantes, escriben sus obras basándose en esta Sevilla, este es el caso de Rinconete y Cortadillo.