La capilla o ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, construida a partir de 1550, que lo era del hospital de su nombre, fue la primera parroquia del entonces conocido como barrio de San Agustín. A lo largo del siglo XVI el crecimiento del vecindario a extramuros de la ciudad, por la zona de la Puerta de Carmona y el Convento Casa Grande de San Agustín, había sido grande. Además de las viviendas más o menos diseminadas existentes a lo largo de la antigua Calzada, en el camino de la Cruz del Campo, que era la principal entrada a Sevilla, había ya, sobre el lienzo de muralla entre las puertas de Carmona y del Osario, una serie de construcciones muy modestas en las que la densidad de población debía de ser grande: corrales de vecinos con muchos habitantes y muy deficientes condiciones higiénicas, debidas no solo a la precariedad de las viviendas sino también a los caños de desagüe que venían del interior de la ciudad, al mal estado de las cloacas y sumideros y a la vecindad del arroyo Tagarete.
Muchas de las viviendas que constituían la collación estaba diseminadas entre las huertas pero otras constituían manzanas de casas al respaldo de la muralla. La más importante era formada alrededor de la calle en ángulo recto, sin salida, que partía perpendicular al descampado o calle Ancha y luego torcía a la derecha, siguiendo paralela al trozo de muralla luego conocido como Muro de los Navarros. Esa calle o mejor callejón profundo, a la que daban por detrás los solares adquiridos por la hermandad de los morenos en 1550, fue conocida desde pronto como la del Conde Negro, en recuerdo de aquel Juan de Valladolid, mayoral y juez de su etnia.
La capilla de Nuestra Señora de los Ángeles es la sede de la Hermandad de los Negritos.