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La artista adquirió tanta fama que se trasladó a Madrid para solicitar convertirse en la escultora de cámara del rey Carlos II y recibir posteriormente el título de artista real.
 
La artista adquirió tanta fama que se trasladó a Madrid para solicitar convertirse en la escultora de cámara del rey Carlos II y recibir posteriormente el título de artista real.
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[[Categoría:La Sevilla del Siglo XVI]]

Revisión del 13:24 12 ene 2018

«Las mujeres son seres mentalmente débiles. Sus emociones nublan su escaso entendimiento. Son de apetitos incontenibles. Volubles, salvajes y poco fiables.»

Líderes del Cabildo.

En el siglo XVI existía un patrón de la mujer ideal basado en la Virgen María. Los atributos que debía tener fueron expuestos por el filósofo y humanista Luis Vives, que resaltó como esenciales "la virginidad, la belleza, la abstinencia y los deberes matrimoniales". Los papeles que podían cumplir según este autor eran los de "madres, hijas, viudas, vírgenes o prostitutas, santas o brujas".

Se llegó a crear un programa de comportamiento adecuado y las sanciones a la rebeldía podían ser muy diferentes. Desde castigos corporales hasta generación de sentimientos de culpa eran frecuentes para estas mujeres, a las que se relacionaba con el concepto de pecado original. Se entendía al género femenino como la imagen de traición, perversión y mentira, procedente del mito de Adán y Eva.

La mujer en la cultura

Como en el resto de facetas profesionales y sociales, el papel que podía desempeñar la mujer en oficios culturales era muy secundario.

Escasas eran las excepciones a esta ocultación del protagonismo femenino en el desempeño de funciones artísticas. Unos de los pocos casos eran los literarios, donde numerosas mujeres pudieron desarrollar una carrera gracias al pequeño oasis que representaban los conventos, y siempre que su labor estuviera encomendada a alabar las obras divinas.

En cuanto a las disciplinas plásticas, las artistas debían desarrollar su talento bajo el amparo de los talleres adscritos a un maestro varón. Sin embargo, existían excepciones muy remarcables que trataron de modificar el ideal de comportamiento femenino en la época (que sirven de inspiración para la creación del personaje de Teresa Pinelo).

Josefa de Órbidos

Josefa de Órbidos es la pintora portuguesa más importante de la segunda mitad del siglo XVII. Su padre era pintor y ejerció una gran influencia en ella. La artista combinó temas muy diferentes para crear obras donde lo más importante era la sensibilidad, la sencillez y la espontaneidad.

Su historia está rodeada de leyenda, pero sí que luchó siempre por mantener su nombre en sus obras.

Artemisia Gentisleschi

Artemisia Gentisleschi era la hija de un importante pintor. Debido a la pronta pérdida de su madre pasó su infancia en el taller de su padre, con el que aprendió el oficio. Fue la primera mujer en ser admitida en la Accademia del Disegno (Academia del Dibujo), donde se relación con importantes artistas y mecenas.

Tuvo un duro matrimonio, su marido la maltrataba, trató de robarla y la violó, por lo que fue condenado a un año de prisión. Pero su padre no dudó en apoyar a su esposo, cosa que afectó mucho a la artista. En sus obras se puede apreciar este dolor, sobre todo en Judith decapitando a Holofernes.

Luisa Roldán "La Roldana"

La familia de Luisa Roldán tenía un taller de pintura en Sevilla. Empezaron a recibir encargos importantes, por lo que la artista tuvo que comenzar a trabajar como escultora e imaginera. Se convirtió en una maestra y en la mejor aprendiz del taller Roldán.

Luisa Roldán decidió casarse con un hombre que no era del agrado de su familia, perdiendo su apoyo. Entonces se vio obligada a trabajar duramente creando obras para iglesias y conventos.

La artista adquirió tanta fama que se trasladó a Madrid para solicitar convertirse en la escultora de cámara del rey Carlos II y recibir posteriormente el título de artista real.