«No hace falta morir para ir al infierno. Ahí lo tienes. La enfermedad es el infierno.»
Mateo.
La peste es una de las enfermedades más contagiosas y epidémicas de la historia. Solo entre 1338 y 1350 un cuarto de la población mundial falleció a causa de esta enfermedad. En la Edad Moderna se conocían tres tipos de peste: la neumónica, que afectaba a las vías respiratorias, la septicémica, una infección en el torrente sanguíneo, y la bubónica.
Síntomas[]
Los síntomas iniciales de la peste son muy parecidos a los de una gripe: malestar y fiebre alta y continua. El cuadro clínico posterior se manifiesta en una fuerte sequedad bucal y en la lengua, que se sonroja en los lados y en la punta y su centro adquiere un color blanquecino.
En la peste bubónica o Peste Negra al segundo o tercer día aparecen inflamaciones en la piel, denominadas bubones, principalmente en la ingle, las axilas o el cuello. Al mismo tiempo se exteriorizaban manchas en la piel ocasionadas por las hemorragias. Es por eso por lo que, antes de mantener contacto con cualquier persona (contratar un esclavo, tener relaciones con una prostituta e, incluso, invitar a casa...) era frecuente pedirle que se descubriera el torso para ver si tenía alguna marca en su piel.
Contagio[]
Desde esta época ya se creía que el contagio de la peste tenía relación con las ratas, ya que estos animales empezaban a morir de forma masiva poco antes de que se produjera la epidemia en seres humanos.
Fue a finales del siglo XIX cuando se descubrió la verdadera causa de la patología: un tipo de bacteria (bacilo), en concreto, la Pasteurella pestis. Este microorganismo patógeno apareció en el tejido de ratas y humanos que fallecieron por la enfermedad.
Cura[]
En el siglo XVI muchos de los remedios que se aplicaban eran más supersticiosos y propios de un ritual que efectivos. Se aplicaban purgas y sangrías y se hacían matanzas de animales para evitar enfermar. Sin embargo, algo que sí resultaba eficaz era quemar las propiedades (ropas, muebles…) de la persona contagiada. Esto hacía que, sin ser conscientes de ello, se matara a los parásitos.
Prevención[]
Pese a su ineficacia eran muy frecuentes en la época todo tipo de rituales y costumbres: desde mágicos a religiosos, medidas de higiene y dietéticas, recomendaciones para vestir (como dar la vuelta a la ropa antes de acercarse a un lugar donde la enfermedad asolara), drogas, reliquias, oraciones y penitencias se realizaban para tratar de evitar la enfermedad.
Referencias[]
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs267/es/ https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/7569/que-es-la-peste-bubonica